De su oración diaria en el Monte de las Apariciones y Monte de la Cruz, de sus innumerables horas de Adoración del Santísimo y veneración a la Cruz de Cristo, de sus meditaciones sobre la Palabra de Dios y los mensajes de María, el P. Slavko obtuvo una sabiduría Divina en su incansable tarea como sacerdote, guía espiritual y patriota. Combatió el brutal régimen comunista con la cruz del amor y del sacrificio por los demás. Cuando subía al Monte de la Cruz para meditar la Pasión de Cristo, acumulaba los misterios del sufrimiento de Dios por nosotros, transformándolos en meditaciones escritas en el volumen: "Vía Crucis: con Jesús y María en el Gólgota hacia la Resurrección". Este Vía Crucis se ha traducido a muchos idiomas y se utiliza como libro de oración no sólo para subir al Monte de la Cruz, sino también para rezar en familia en tiempo de Cuaresma. Todo lo que escribía derivaba de su experiencia personal, de su profunda fe en Dios y en la mística franciscana. El P. Slavko era una encarnación del amor por Dios y por los demás. Era simplemente grande."
En la Celebración Eucarística participó, contribuyendo a la solemnidad de la misma, el coro "Reina de la Paz" -que ese mismo día conmemoraba su 25 aniversario. A las 2 p.m. los peregrinos y parroquianos subieron al Monte de la Cruz y rezaron el Vía Crucis en memoria del difunto P. Slavko, mientras en la Aldea de la Madre se recordaba también a este gran sacerdote, fundador de este lugar tan especial.