Recibimos el sábado a María Reina de la Paz con gran alegría, como se acoge a la persona mas importante y querida en un hogar. Le preparamos un lugar en medio de la casa y le contamos nuestras cosas. Ella detectó las necesidades y se puso manos a la obra. La mañana del domingo se puso enfermo el aitite, y tras pasar unas horas en Urgencias y ponerle un tratamiento, ha vuelto a la vida normal. Y yo siento que ha destapado otras necesidades de las que Ella se va a ocupar y con ese convencimiento le decimos: ¡Gracias Madre por tu paso por nuestras vidas! ¡Sigue diciéndole a Jesús lo que nos falta, gracias! Y como todo lo bueno nos gusta compartir, la acompañamos al Centro Mendialai donde le esperaban con entusiasmo y corazones abiertos. Fue una experiencia de paz y compartir, rezando un Rosario en el oratorio que es muy acogedor.