Durante estos tres días de seminario todos los participantes tuvieron la ocasión de escuchar las meditaciones del P. Ante sobre el pecado de la envidia, así como sobre la relación entre fe e incredulidad. Una de sus conferencias se basaba en un versículo del Evangelio de S. Marcos (Mc 15,10) "Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes lo habían entregado por envidia". El P. Ante habló sobre las raíces del pecado de la envidia y de los peligros que genera, así como de las formas de combatirlo. El principal motivo de dicho pecado es el sentimiento de propiedad; pensamientos de que alguien ha recibido más que nosotros y de que tiene algo que nos pertenece. Hemos de combatir la envidia sabiendo que Dios es un Padre misericordioso que nos ha dado a cada uno miles de regalos y talentos que nos toca a nosotros descubrir, multiplicar y compartir. El darse produce un sentimiento de gratitud. "Si nosotros somos objetos de envidia, hemos de responder con cariño y mirando al Padre, que nos hizo como somos." Habló también sobre la diferencia entre los celos y la envidia. "La envidia es el deseo humano de algo que pertenece a otro. Los celos son un miedo de perder lo que tenemos".
En su segunda conferencia titulada "La Fe en la incredulidad" el P. Ante destacó que el incrédulo siempre se mantiene en el centro y se hace notar, mientras que una persona de fe permanece siempre en un segundo plano y sitúa a Dios en el centro. Todos los asistentes participaron en el programa vespertino de oración de Medjugorje y tuvieron la oportunidad de tener un encuentro personal con Cristo y su madre, María, en las celebraciones eucarísticas, en el Sacramento de la Confesión, así como en la Adoración del Santísimo. Subieron también al Monte de las Apariciones.
Marija Puljic, Tercera Orden Franciscana y Juventud Franciscana de la Provincia de Bosnia.