La parroquia de Medjugorje público en su boletín dominical del 17 de noviembre la invitación a los fieles -y que es extensiva a todos los peregrinos que se encuentren en Medjugorje- a orar y agradecer a Dios por el don de la vida de fray Slavko.
“El próximo domingo se cumplirá el 24º aniversario de la muerte de fray Slavko Barbarić. Ese día rezaremos el rosario habitual en el Podbrdo a las 14 horas y así agradeceremos al Señor por su vida y su dedicación en esta parroquia”, dice el boletín.
La historia nos cuenta que el 24 de noviembre de 2000, como cada viernes, fray Slavko subió el Križevac con los parroquianos y algunos peregrinos rezando el Vía Crucis. Al culminar, y estando entre la estación XIII y XIV, dió la bendición a los presentes, y dijo, sin saberlo, sus últimas palabras, pidiéndole a todos que bajarán con cuidado del monte, porque lloviznaba y podían resbalar y caerse. Se sintió mal, se sentó sobre una piedra y falleció.
Su muerte conmocionó a toda la parroquia, y una gran tristeza envolvio al pueblo, ya que todos lo amaban. Él, desde su humildad y sencillez, se habia había ganado el corazón de todos. Siempre ayudando a cada persona que Dios había puesto en su camino. Difundiendo incansablemente el mensaje de la Reina de la Paz en la parroquia, viajando por el mundo, y escribiendo los libros más hermosos sobre la espiritualidad de Medjugorje. Era creíble en todo lo que hacía y con gran amor transmitía los mensajes de la Virgen, ya que el mismo los vivía fielmente y los predicaba, antes que con palabras, con su propia vida.
La tristeza por la perdida física de fray Slavko se transformó al día siguiente en una inmensa alegría y gozo, donde la gente se abrazaba por la calle, felices y se daban la buena noticia unos a otros. Ese día, el 25 de noviembre de 2000, la Gospa le dió su mensaje a la vidente Marija Pavlovic-Lunetti. En está ocasión la Virgen nombró por primera vez a una persona, que no fueran las Personas Divinas, el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo. El mensaje fue el siguiente:
“¡Queridos hijos! Hoy, cuando el cielo está de manera especial cerca de ustedes, los invito a la oración, para que a través de la oración pongan a Dios en el primer lugar. Hijitos, hoy estoy cerca de ustedes y bendigo a cada uno con mi bendición materna, para que tengan fuerza y amor para todas las personas que encuentren en su vida terrena y que puedan dar el amor de Dios. Me regocijo con ustedes y deseo decirles que vuestro hermano Slavko ha nacido al Cielo y que intercede por ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”.
Damos gracias y alabamos a Dios por el don de la vida de fray Slavko Barbarić en medio nuestro.