La 3ª Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores se celebró el domingo en todo el mundo, así también en Medjugorje, bajo el lema “Su misericordia se extiende de generación en generación” (Lc 1,50). Este lema de la 3ª Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores fue elegido por el Santo Padre.
El programa de celebración de esta jornada en Medjugorje comenzó a las 17 horas con una catequesis en el salón San Juan Pablo II impartida por el arzobispo Aldo Cavalli, visitador apostólico con carácter especial para la parroquia de Medjugorje.
Antes de la catequesis del arzobispo Cavalli, fray Zvonimir Pavičić, párroco de Medjugorje, expresó su alegría por el número de participantes, los saludó y enfatizó que hoy en Medjugorje podían recibir la indulgencia plenaria, y después de la catequesis los invitó a rezar el Rosario y al sacramento de la Confesión.
Mons. Cavalli, en su catequesis, se refirió al mensaje del Papa Francisco con ocasión de la 3ª Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores y lo explicó con más detalle.
“Miremos hacia adelante, dejémonos plasmar por la gracia de Dios que, de generación en generación, nos libra del inmovilismo actual y de los remordimientos del pasado. Y ese ha sido el caso a lo largo de los siglos. Pidámosle a Él que nos conceda la fuerza, que nos dé la gracia de abrir nuestras puertas, abrir nuestras ventanas y anunciar el Evangelio. Una de las frases más importantes del anuncio es: ¡No temas! Les decía a los profetas: “No temas”. A María de Nazaret le dijo: “No temas”. A los apóstoles les dijo: “No teman”. Y el Espíritu Santo nos dice: “No tengas miedo, yo te acompaño y te acompañaré por siempre”, dijo el arzobispo Cavalli y concluyó con una oración que, en sus palabras, “el Papa Benedicto XVI escribió para todos nosotros, los mayores para que podamos vivir en gracia y en la fe”.
La catequesis fue seguida por la oración del Rosario en el altar exterior de la iglesia de Santiago Apóstol que fue dirigido por fray Antonio Petric y los voluntarios de las Manos de María. La Santa Misa presidida por fray Zvonimir Pavičić, párroco de Medjugorje, fue concelebrada por 43 sacerdotes.
En su homilía, fray Zvonimir se refirió al pasaje del Evangelio del domingo (Mt 13,24-43) que habla de la buena semilla y la cizaña sembrada por el enemigo mientras la gente estaba dormida.
“Este término “dormida” no se refiere tanto al descanso nocturno, no habla tanto de ello, como del desinterés, es decir, de la indiferencia hacia lo que es de Dios, lo que es bueno y lo que debemos hacer. Cada vez que apartamos la cabeza del bien que estamos llamados a hacer, entonces el enemigo viene y siembra cizaña en nuestros corazones. Describiendo las debilidades de muchas personas en la Biblia, a menudo encontramos que fueron precedidas por el sueño, adormecimiento o desinterés.
¿Qué nos dice esto, hermanos y hermanas? Nos dice que no debemos desinteresarnos del mundo, de nuestro prójimo que está a nuestro lado. No debemos dormir espiritualmente y pensar que debemos descansar tanto de Dios como de la oración. Y la oración debe ser tal que se convierta en nuestra vida, en el modelo de nuestra vida, que se fusione tanto con todo lo que somos, que de esa oración nazca y crezca toda bendición”, dijo fray Zvonimir Pavičić y, hablando más de la oración, agregó “qué tristes suenan esas declaraciones en los confesionarios: no voy regularmente a la Santa Misa los domingos, no rezo regularmente, no leo la Sagrada Escritura”
“Y todas estas son las semillas del Reino de Dios, que Dios desea sembrar en nuestros corazones, para que brote trigo, que se convierta en pan – el pan de vida – ¡el pan que no perece, sino que da vida eterna!
Y todo este crecimiento desde la semilla hasta el pan trascurre lentamente, día a día, y así afecta a toda nuestra vida, de principio a fin. Por eso es importante que sembremos en el campo de nuestra vida, porque en nuestra vejez veremos los frutos. Esto ya lo pueden experimentar los mayores, nuestros abuelos, cuyo día celebramos hoy en la Iglesia. Qué importante es esa semilla que sembramos en la tierra. Una pequeña semilla de bondad, amor, paz puede dar frutos grandes y jugosos, no solo para esa persona, sino para toda la familia y la comunidad y más aún. Esta es la lógica del Reino de los Cielos. Lo pequeño, lo insignificante, se hace grande, si crece con la bendición de Dios”, dijo fray Zvonimir Pavičić, quien también se refirió al mensaje del Papa Francisco para esta 3ª Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, y finalmente nos invitó a estar “agradecidos hoy al Señor por nuestros abuelos, por todos los ancianos que estuvieron antes que nosotros y cultivaron las semillas del bien para que nosotros pudiéramos disfrutar los frutos”.
“Y recemos por futuras generaciones, para que también ellos vivan a la sombra del árbol desarrollado del granito de mostaza, el árbol de la Iglesia en la que Dios nos reune, nos alimenta y nos capacita para la vida eterna”, concluyó fray Zvonimir Pavičić, párroco de Medjugorje.