Medjugorje – Virgen de Medjugorje

Recuerdo del Padre Rafael

Conocí al Padre Zacarías en el Congreso Iberoamericano de Nicaragua del año 2015. Es decir que de su vida como cristiano (nace en el año 1966) y como sacerdote (entra en el Seminario en 1984 y se Ordena en el año 1993), tengo esa pequeña referencia. Volvimos a coincidir en el Congreso de Paraguay, y, un año después, en el de México, en enero de este año.

Se nos ha ido porque Dios así lo ha dispuesto. Pero en esa decisión habrá influido muy mucho Su Madre, la Virgen María, la Reina de la Paz.

En agosto de este año volvió a su querida Patria, después de impartir, junto al Padre Verar, los retiros de anuales en Medjugorje. Y prácticamente al tiempo de regresar ingresó en el hospital con una insuficiencia cardiorespiratoria, y falleció el pasado domingo día 10 de septiembre.

El padre Zacarías, consagrado a Dios desde su juventud, tenía dos grandes amores (independientemente de su familia y amigos), en otro nivel, la Virgen de Guadalupe y la Reina de la Paz.

Gran parte de su vida la dedicó a propagar la espiritualidad de Medjugorje, de María, de la Reina de la Paz. Su labor va a ser insustituible e irreemplazable. Pero Dios sabe lo que hace y más cuando es Su Madre la que ruega por nosotros.

Estoy convencido de que el corazón y los pulmones del Padre Zacarías se fueron llenos de María, de su presencia y de su fragancia. El Padrecito entregó su corazón a María y, lleno de María y de la fragancia a rosas que su presencia deja percibir a los elegidos, habrá llegado al Cielo, donde estará contemplando ya el Rostro de Dios, ante quien se habrá postrado siempre de la mano de María, que siempre sabe como premiar a sus hijos predilectos.

Entretanto aquí, en nuestra peregrinación, tendremos a alguien más a quien pedir favores para mediar ante Dios, por conducto de la Gospa. En eso nos consolamos frente al vacío que nos ha quedado en la Fundación Centro Medjugorje y en los corazones de todos sus miembros.

Descanse en paz nuestro querido Padrecito. Conocerlo ha sido un regalo de Dios y de su Madre, la Reina de la Paz.

 

 

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