Tuvimos la oportunidad de hablar con Keith, una chica irlandesa de 27 años. Vino por vez primera con 6 años y nos comentaba: "Crecí en una familia católica con unos padres estupendos, pero entre los 16 y los 18 años me desvié por el mal camino en algunas cosas y comencé a huir de Dios y de mi fe. Pensaba que mis problemas eran demasiado grandes y que él no me podía ayudar. Era incapaz de manejar mis propias dificultades. Mi familia y la gente que me conocía sabían lo que me estaba pasando. Ahora sé que las oraciones de mis padres me volvieron a acercar a la Iglesia, a mi arrepentimiento final ante Jesús y a mi "si" a él. Cuando lo hice, mi vida comenzó a cambiar. Al principio fue muy difícil, ya que solía seguir sufriendo mucho por mis problemas. Hace dos años sentí que tenía que visitar un lugar sagrado donde me pudiera sentir como en casa. Me entraron muchas ganas de venir a Medjugorje, lugar que conocía desde niña. Cuando retomé la fe comencé a ir de nuevo a misa y lo primero que quise hacer fue confesarme – y Medjugorje estaba en mi corazón. El principal mensaje de Medjugorje y de la Virgen es la oración."