Patricia comentaba: «Oí hablar de Medjugorje a uno de los sacerdotes. Tenía muchos problemas, mis hijos eran pequeños en esa época y no podía venir. Todo lo que queríamos era ayudar a los demás y fue pura casualidad que mi marido y yo comenzáramos a ser líderes de grupo. Hemos traído a mucha gente de Canadá y venimos dos veces al año. Medjugorje es nuestra segunda casa.»
Patricia decía que habían visto muchas conversiones en sus grupos después de su visita a Medjugorje.
