Actualmente, aunque el mundo esté muy desfigurado del verdadero rostro de Dios, debemos ser obedientes al mensaje de Jesús llevándolo a todos los rincones del mundo; entendemos que la obediencia impide los malos efectos del egoísmo y los errores a los que nos llevan los lazos del demonio. Por lo tanto es necesario adentrarnos a la obediencia del Padre aunque el mundo esté en nuestra contra, convertirnos en víctimas y mártires por amor a Dios y por nuestra opción preferencial por los pobres y necesitados.
La Reina de la Paz en sus mensajes de amor, nos hace un llamado especial para combatir al demonio con la oración, la vivencia de los sacramentos y con el testimonio. Es tiempo de despertar de la pereza espiritual y con prontitud obedecer lo que nos pide la virgen, así como ella lo hizo con el plan de salvación.