Nos dijeron que les ha sorprendido que la gente que han conocido durante su peregrinación es mucho mejor de lo que los medios de comunicación de hoy en día nos transmiten. Todo el mundo ha sido muy caritativo con ellos, les han ofrecido alojamiento, comida y bebida; todo lo que han necesitado para poder llevar a cabo con éxito este viaje. Pasaron por momentos de silencio, pero también por otros en los que oraron intensamente por nuestra Iglesia, por el Santo Padre, por los sacerdotes y por sus familias. En un principio no estaban seguros de poder acabar con éxito esta peregrinación, pero Dios se encargó de todo y así finalizó, de la mejor manera posible. Su próxima intención es, si continúan con buen estado de salud, peregrinar caminando a Jerusalén.