En la mañana de hoy pasaron a recoger a Mons. Aldo Cavalli por el Palacio Arzobispal donde está alojado, Oriol Vives, Miguel Onieva y Cristina Manso de la Fundación Centro Medjugorje.
Fueron recibidos personalmente por Mons. Juan José Omella, quién se encontraba muy feliz y agradecido de tener la oportunidad de acoger en su casa a Mons. Aldo. En un clima de mucha alegría compartieron una breve charla, después de la cual fueron a visitar Casa Guadalupe.
Esta obra, fruto de Medjugorje, se encuentra en la ciudad de Tarrasa (Barcelona) donde fueron recibidos por el matrimonio fundador, Piero y Nuria.
Ellos les contaron que se llama Casa Guadalupe porque está advocación mariana es una Virgen que se representa embarazada, de un embarazo inesperado, además de no poder dejar de recordar las palabras de la Virgen a san Juan Diego ‘no tengas miedo ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?’
Esta es la frase con la que se encuentran las madres que se llegan a su casa. Este lugar fue creado después de visitar Medjugorje, donde sintieron la llamada de consagrarse a la Virgen María. Como consecuencia de esta consagración crean Casa Guadalupe y lo dedican a las madres que por un motivo u otro quieren abortar. Se acoge a las madres de cualquier condición, religión o raza. Lo que intentan es darles ese amor que recibimos todos de Dios, para que las madres puedan dárselo a sus hijos.
Esto es algo que pueden llevar adelante gracias a un grupo de voluntarios que les brindan todo su amor. Es un hogar lleno de alegría, de dulzura y de mucha esperanza.
Después de compartir esta experiencia, los presentes tuvieron la oportunidad de ofrecerle flores, de cantarle y de rezarle a la Virgen de Guadalupe.
Mons. Aldo les dirigió unas palabras a las madres, les habló de Medjugorje. Les dijo que Medjugorje es un lugar asequible para ir, que allí uno se encuentra con el amor de Dios, con el amor de la Virgen, es un lugar donde se reza, donde hay armonía.
Después de las palabras de Mons. Aldo, Núria explicó los inicios de la Casa, tras un viaje a Medjugorje que cambió sus vidas. Finalmente, dos chicas de la Casa Guadalupe compartieron su testimonio y sus experiencias, muy conmovedores relatos que llevaron a todos al borde de las lágrimas.
Alli, Mons. Aldo Cavalli, fue recibido por los voluntarios, por las personas que llevan peregrinos desde la Asociación Amor de Deu y por los colaboradores de las distintas áreas. Recorrieron juntos el lugar, le mostraron a Mons. Aldo la réplica de la cruz azul y de la imagen de la Virgen en la Colina de las Apariciones, donde rezó ante ellas con gran devoción, las bendijo y también la casa.
La visita culminó compartiendo todos juntos el almuerzo con una riquísima paella.