Medjugorje – Virgen de Medjugorje

19 de diciembre – Cuarto día de la Novena de Navidad

Novena de Navidad con la Reina de la Paz.

Mensaje de la Virgen

“Deseo que cada uno de ustedes medite y lleve la paz en su corazón y diga: ‘Deseo poner a Dios en primer lugar en mi vida’”. (25-12-1997)

Meditación

La VIrgen nos llama a poner a Dios en primer lugar en nuestra vida. ¿Cuál es el primer lugar y por qué es importante para la oración?

Por ejemplo, en un barco, el primer lugar pertenece al capitán. Con la ayuda del timonel, el capitán dirige el barco. La dirección en la que navega el barco depende de ello.

Lo que está en el primer lugar en nosotros, en nuestro corazón, eso es lo que nos gobierna, lo que influye en nuestros pensamientos, palabras y acciones. Si el amor está en el primer lugar en nosotros, el nos gobierna. Si el odio esta primero, es él quien lo hace. En otras palabras, si el amor es fuerte en nosotros, está primero en nuestro corazón, por delante de los sentimientos negativos que puedan surgir. Por el contrario, si la envidia es fuerte en nosotros, ella ocupará el primer lugar en nuestro corazón y gobernará nuestros pensamientos y puntos de vista.

¿Está Dios en primer lugar en tu día, o tal vez está en el último? ¿Está la oración en el primer lugar o está en el último? ¿Cuándo oras? ¿Por la mañana o tal vez por la noche cuándo estás cansado, cuándo ya no puedes hacer otra cosa más que irte a dormir?

Si amamos a Dios, la oración estará en primer lugar en nuestro día. El amor a Dios nos moverá a comenzar el día con un encuentro con Él en la oración. Si no hemos comenzado el día con la oración, debe quedar claro de inmediato que Dios no está en primer lugar y que el amor por Dios se ha debilitado.

Es importante no olvidar que Satanás también quiere ocupar el primer lugar en nuestra vida: “Por lo tanto, queridos hijos, los invito a la oración y al abandono total a Dios, porque Satanás quiere alejarlos de Dios por medio de las cosas de todos los días y tomar el primer lugar en sus vidas”. (16-10-1986)

El Adviento es el tiempo de gracia que nos invita a (de nuevo) permitir que Dios esté en primer lugar en nuestra vida. He aquí una manera: cuando me despierto y me levanto, hago la señal de la cruz, doy gracias a Dios por la noche pasada y por el nuevo día, por los miembros de mi familia… Me entrego al Señor, le entrego a mi familia, y todo lo que sucederá en el día, para que Dios lo guíe todo…

Oración

¡Señor mío y Dios mío!

Quita de mí todo lo que me estorba, que me aleja de ti.

¡Dame todo lo que me lleva a ti!

Sácame de mí y hazme uno contigo.

“Señor mío y Dios mío,

despréndeme de todo lo que me aleja de Ti;

Señor mío y Dios mío,

concédeme todo lo que me acerca a Ti;

Señor mío y Dios mío,

despréndeme de mí y entrégame del todo a Ti.”

(Oración del hermano Klaus)

 

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