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Tras unos minutos de espera en la mañana del día en el que dará comienzo el XXXI Festival Internacional de Oración para Jóvenes, se convocó en el Salón San Juan Pablo II, una rueda de prensa para los medios convocados por parte de Mons. Hoser (Visitador apostólico del Papa en Medjugorje y por Fr. Marinko Sakota (Párroco de Medjugorje).
Mons. Hoser, se dirigió en francés (como lengua diplomática) a los presentes. Recordó que este festival forma parte de la pastoral de la parroquia. Nos habló sobre cómo va a ser este año, será diferente porque estamos viviendo la pandemia del coronavirus, tras pensar en su cancelación finalmente ha prevalecido la idea de conservarlo adaptando el programa para favorecer la participación virtual. Y se hará bajo el lema: “Venid y veréis” que concuerda con el fenómeno de Medjugorje, en el sentido que desde hace casi 40 años hay controversias relacionadas con el fenómeno de las apariciones y sobre la pastoral, algunos critican la ortodoxia de la pastoral y por eso este lema invita a venir y ver para comprender lo que sucede.
Gracias a la carta de mayo del año pasado publicada por el Vaticano ha habido una gran apertura que hizo posible contar con un número significativo de cardenales, obispos y arzobispos el año pasado; sin embargo, esta generosidad nuestra ha sido parada en la presente edición por la pandemia. No sabemos cuánta gente va a conseguir venir hoy, cuántos conseguirán cruzar la frontera con el test del coronavirus en regla.
Finalmente, recordó que el Rosario y la Eucaristía serán el centro del programa, complementados con la catequesis para terminar con la Adoración. Recordó “nuestros confesionarios: siempre bien abiertos.
Por su parte, Fr. Marinko Sakota, señaló que el hecho de que sea el 31º Mladifest habla de una tradición larga para congregar a jóvenes del mundo entero de hasta 80 países del mundo. El Mladifest es un retiro, una renovación espiritual para los jóvenes. el calor no es un problema, año tras año va creciendo y este año será diferente, esperamos a jóvenes de Polonia, España, algunos de Croacia pero la mayoría de Bosnia – Herzegovina. Hemos dirigido una carta al Ministerio de Salud de Bosnia-Herzegovina en la que nos permiten la celebración de este Festival cumpliendo con las normas sanitarias puesto que hemos sido muy cautelosos a lo largo de este tiempo de pandemia. El programa vespertino será la base.
Su presencia aquí le ha servido para conocer el pueblo, sus costumbres pero sobre todo su piedad desarrollada a lo largo de los siglos. “Me han acogido con los brazos abiertos, la colaboración es fantástica a todos los niveles. Vengo de un pueblo eslavo y me está ayudando a comprender mejor lo que está sucediendo aquí, y con los guardianes de este santuario y con el obispo de esta diócesis: Mons. Pavicic.
Preguntado sobre si cabe esperar nuevos pasos del Papa y de la Secretaría de Estado y su impresión sobre el nuevo obispo de la diócesis de Mostar, repitío que “Ya he dicho y he acentuado que la relación de la Santa Sede con Medjugorje es muy positiva pero la iglesia, como sabéis, actúa de una forma tranquila y sana. Y a ello va a contribuir el nuevo obispo. Mi jurisdicción se refiere exclusivamente a Medjugorje”.
El resultado de la Comisión Ruini es muy positivo. Hay que decir que en el mundo existen muchos santuarios que sucedieron apariciones que desarrollan una devoción correcta y sana. A María, Reina de Cielos y Tierra, se la puede venerar en todo los cerros y colinas del mundo. Anteriormente, tuve la experiencia de Kibeho, allí el obispo reconoció el lugar como santuario y posteriormente las apariciones.
Desde España, Jesús García, de Gospa Art, le recordó que miles de personas viven pendientes de esta pequeña parroquia en el mundo, de hecho, durante la pandemia, hasta tres millones de personas estuvieron conectadas, no esperando una aparición, sino esperando para conectarse a la Adoración. ¿Qué buscan esas personas?
El éxito del programa de Medjugorje viene del hecho de que responde a lo que la gente necesita hoy, es decir construir nuevamente la vida espiritual, es decir, tener acceso a todos los sacramentos y adherirse a las enseñanzas de la iglesia.