A través de Jakov, Nuestra Señora dio el siguiente mensaje:
Queridos hijos, vosotros sois y os llamáis ‘hijos de Dios’. Si vuestros corazones sintieran ese amor inconmensurable que Dios tiene por vosotros, vuestros corazones lo adorarían y le darían gracias cada instante de vuestra vida. Por tanto, hijos míos, hoy, en este día de gracia, abrid vuestros corazones e implorad al Señor por el don de la fe; para que podáis llegar a ser verdaderamente dignos del nombre de ‘hijos de Dios’ que, con un corazón puro, dais gracias y honráis a vuestro Padre Celestial. Estoy a vuestro lado y os bendigo con mi bendición maternal.