Queridos amigos:
¡Reciban hoy y siempre la paz y la alegría de Jesús y de María!
Quisiera comenzar esta reflexión haciéndote una pregunta: ¿qué regalos y dones le has hecho Niño Jesús en esta Navidad?
Te comparto que una de las cosas que yo quiero regalarle, es algo tan sencillo como esta reflexión que he escrito en torno al mensaje que la Reina de la Paz nos ha dado el último 25, a través de Marija Pavlovic y que ahora comparto contigo.
Para esto vamos a reflexionar en torno a algunas de las palabras o frases que -en lo personal- me han parecido más relevantes; y te animo a que también tú -con tu grupo de oración- compartas las resonancias que las palabras de Nuestra Madre dejan en sus corazones.
“Les traigo a mi Hijo Jesús para que los bendiga”
¡Habría tanto que decir acerca del significado Bíblico de la bendición!
El tema me parece tan apasionante y necesario para la vida diaria del cristiano, que el Señor me ha llevado a predicar muchos talleres y retiros en diversos países acerca del poder de la oración de bendición; e incluso me ha impulsado a escribir un libro entero acerca de este tema; siendo que en la introducción de este libro, recuerdo el Catecismo de la Iglesia Católica que al respecto nos enseña que: “Bendecir es una acción divina que da la vida y cuya fuente es el Padre”.
Todo lo bueno (sentido original de la palabra bendición) que tanto nosotros como la Iglesia y el resto del mundo estamos necesitando, procede del Padre; pero lo recibimos por mediación de quien es Medianera de todas las gracias, y sobre todo a través de su Hijo Jesucristo.
A lo largo de todo el año 2020, tratemos de recordar la promesa bíblica que nos asegura que: “Poderoso es Dios para bendecirles de mil maneras, de modo que nunca les falte nada y puedan al mismo tiempo cooperar en toda obra buena”.
“… Que les revele su amor”
En un mundo donde hay tanta violencia y odio, necesitamos tener una experiencia auténtica, profunda y duradera del verdadero amor.
Los vacíos de amor que pudimos haber experimentado en alguna etapa de nuestra vida -así como los fracasos y frustraciones afectivas-, pudieron haber dejado en nuestros corazones vacíos peligrosos, que harán fuerza para ser compensados y llenados con pseudo amores, los cuales no tienen la capacidad para traernos paz.
Sólo la experiencia del amor de Dios y de María pueden ayudarnos a amarnos a nosotros mismos, a aceptar y amar nuestra historia, y a amarnos los unos a los otros en las familias, en las comunidades, en el movimiento de la Reina de la Paz, y en todos los ámbitos de la sociedad.
Necesitamos que ese amor se nos revele cada día, fundamentalmente en los momentos de oración y de reflexión. Esta es una gracia que debemos pedir para nosotros y para todas las personas.
“El corazón de ustedes anhela una paz que, cada vez, está menos presente en la tierra”
“Dios no nos ha dado un deseo de paz para dejarlo insatisfecho, sino que lo ha puesto en nosotros para colmar este deseo de paz que anhela nuestra alma.”
Satanás odia la paz, así como también odia el amor; por eso hará todos los intentos posibles por sembrar pensamientos -en nuestras mentes-, con los cuales intentará producir inquietud, prejuicios, amargura y resentimientos, a fin de alejarnos del amor concreto y cotidiano, así como también querrá apartarnos de la auténtica paz interior y del buen trato y armonía en las relaciones interpersonales.
Nosotros debemos ser el testimonio cotidiano y visible del verdadero amor y de la auténtica paz en todos los ambientes; Eso es lo que produce el cambio en los corazones de los demás, y la transformación de los diversos ambientes.
“Las personas están lejos de Dios y las almas están enfermas y avanzan hacia la muerte espiritual”.
Los seres humanos si no alimentamos nuestro cuerpo, nos enfermamos físicamente; si no recibimos y damos amor, nos enfermamos emocionalmente; y si carecemos de la experiencia del amor de Dios vivo -y que esta experiencia se renueve permanentemente-, nos enfermamos espiritualmente.
Esta es una realidad de toda criatura humana; por eso los vacíos espirituales son tanto o más peligrosos que los vacíos afectivos, pues hacen que la persona busque saciar su instinto de trascendencia bebiendo las aguas contaminadas de ciertas pseudoespiritualidades orientalistas o en otras prácticas que antes o después terminan abriendo puertas a fuerzas contaminantes que, generan perturbaciones psicológicas, conflictos en las relaciones interpersonales, y hasta enfermedades físicas.
Lamentablemente son muchas las personas -incluso en la Iglesia-que sufren de lo que yo llamo: “anorexia espiritual”.
En las misiones que realizo junto a los hermanos de mi comunidad, con frecuencia encontramos personas que padecen estos síntomas, y que necesitan no sólo acercarse a la confesión, sino también que se haga por ellas, oración de liberación.
“Estoy con ustedes, hijitos, para guiarlos en el camino de salvación al que Dios los llama”.
La buena noticia -y motivo de esperanza para cada uno de nosotros y para todo el mundo-, es que no estamos solos: Dios -con su encarnación y nacimiento- se ha hecho uno más de nosotros, y como si eso no fuese suficiente, nos envía a su Madre para indicarnos el camino que hemos de seguir, y los cambios que necesitamos realizar en nuestra vida, comenzando desde adentro, transformando nuestro modo de pensar, de vernos a nosotros mismos, a los demás y a cada una de las circunstancias de la vida.
Por lo tanto, hagámonos el propósito de vivir cada instante del año 2020, permitiéndole a la gracia de Dios que siga transformando todas las áreas de nuestro ser, para que así los integrantes de nuestras familias, de nuestras comunidades y del mundo entero, puedan abrirse a la bendición de Dios.
No quiero finalizar esta reflexión sin darte la bendición sacerdotal: “Que te bendiga Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén”.
Llévame en tu oración, que en mi oración te llevo.
Padre Gustavo E. Jamut
Oblato de la Virgen María
Nota: Por informes acerca de retiros y peregrinaciones con el padre Gustavo, puedes consultar las siguientes páginas:
https://peregrinosenlafe.com.ar/
http://www.mensajerodelapaz.org.ar/