Las principales y más importantes noticias son siempre las que vienen del Cielo no las de la tierra, y los católicos debemos sentirnos felices porque, como nunca antes, el Paraíso se comunica con la Tierra, toda vez que María sigue apareciéndose todos los días en Medjugorje. Como en los últimos años, también en esta ocasión la Madre nos ha dado 3 bellos mensajes con ocasión de la Navidad. El primero por medio de Jakov Colo, a quien la Madre le prometió aparecérsele en Navidad hasta el fin de su vida, por lo que Jakov tuvo su aparición a las 14 horas y 8 minutos del 25 de diciembre. La Virgen se le apareció con el Niño Jesús recién nacido en sus brazos y con vestidos de Fiesta y estuvo con él 10 minutos. El mensaje fue el siguiente:
“¡Queridos hijos!, todos estos años que Dios me permite estar con ustedes, son un signo del inmenso amor que Dios siente por cada uno y una señal de lo mucho que Dios los ama. Hijitos, ¡cuántas gracias el Altísimo les ha dado y cuántas gracias desea darles! Sin embargo, hijitos, sus corazones están cerrados y viven en el miedo y no permiten que el amor de Jesús y Su paz tomen posesión de sus corazones y gobiernen sus vidas. Vivir sin Dios es vivir en la oscuridad y nunca llegar a conocer el amor del Padre y su cuidado por cada uno de ustedes. Por eso, hijitos, hoy de una manera especial, oren a Jesús, para que desde hoy vuestra vida experimente un nuevo nacimiento en Dios y llegue a ser una luz que irradie de ustedes. De esta manera se convertirán en testigos de la presencia de Dios en el mundo y en cada persona que vive en la oscuridad. Hijitos, yo los amo e intercedo por ustedes cada día ante el Altísimo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
El primer mensaje de Navidad se puede dividir en 4 partes.
1º. Medjugorje es un gran don para la humanidad y para el mundo. En efecto, estas apariciones constituyen para María un extraordinario “Signo” y “Señal” del inmenso amor que Dios siente por sus hijos. Por lo que para Ella, negar este “Signo” y “Señal” podría significar rechazar una muestra clara del amor de Dios frente a los tiempos que se viven, toda vez que la Madre no aparece por iniciativa propia, sino porque Dios la envía al mundo, y es Él quien ha tomado la iniciativa que Ella aparezca diariamente y que continúe hablando a la humanidad como nunca lo hizo en el pasado. Por lo tanto, Medjugorje pertenece a los “signos de Dios para el tiempo presente”. ¡Y es maravilloso que en estos tiempos tan difíciles, Dios tome la iniciativa de enviarnos a Su Madre diariamente, por tantos años! Entonces, Medjugorje es una de las formas que Dios tiene de comunicarnos Su amor; no la única, sino una manera de hacerlo. Luego, abrirse a Medjugorje es abrirse al amor de Dios, y del mismo modo puede ocurrir lo contrario: cerrarse a Medjugorje podría representar cerrarse al amor de Dios; de hecho la Madre habla de eso en la segunda parte del mensaje.
2. El orgullo y el miedo, no permiten que el amor de Jesús y su paz gobiernen el corazón. La Madre habla en el mensaje de 2 actitudes que frenan el avance de la vida espiritual: el orgullo y el miedo. El orgullo, porque es el sentimiento y actitud que conduce a la persona a cerrar el corazón a Jesús, a Su amor y a Su paz. La persona orgullosa “decide” cerrar el corazón a Dios. Piensa resolverlo todo desde sus propias capacidades y así no le permite a Dios resolver las situaciones adversas. Entonces, el orgullo no es bueno para la vida espiritual, porque el orgullo no deja crecer en el corazón el amor y la paz de Jesús.
El otro problema que enuncia María, que dificulta acogerla y acoger a Jesús, es el sentimiento del miedo. Y obsérvese que la Madre no procede como lo haría un psicólogo, que primero averiguaría por el origen de ese sentimiento en la persona. No. La técnica de María es distinta: primero va al grano, al meollo de la situación, evidencia el problema para luego presentar la forma en que se puede superar el sentimiento negativo. Ha dicho que ese medio es la oración dirigida a Jesús. Entonces, hay que considerar que el miedo hace daño al alma y a la vida cotidiana, paraliza la vida espiritual, la entorpece, la encadena, no le permite avanzar, y el Maligno también se aprovecha de él. Y cuando el miedo no se atiende a tiempo, puede transformarse en una enfermedad. De hecho, hay muchos fieles que padecen de la enfermedad del miedo, sobre todo, del miedo espiritual que es el que destaca la Madre. Y dejarse encadenar por él, impide conocer el amor de Dios, significa vivir en la oscuridad. El miedo espiritual tiende a rechazar a Dios y a sus proyectos. El miedo espiritual además justifica no hacer una buena confesión, no hablar las cosas como se debe con el sacerdote, con un padre espiritual; justifica no ayunar, no rezar el rosario, no buscar las respuestas en la Biblia. En fin, el miedo, cuando es enfermizo, puede hasta conducir a las personas a la depresión y a los trastornos de ansiedad y al pánico… Y la Madre en el mensaje muestra una vez más la solución: el miedo y el orgullo se sanan con la oración dirigida a Jesús. Pero no con un Padrenuestro o una visita al Santísimo, sino con un proceso de oración, que es el que sana el orgullo y el miedo obsesivos e irracionales; porque muchas personas no se dan cuenta que los poseen.
3º Orar a Jesús para vencer el orgullo y el miedo. El proceso de oración a Jesús, ante todo, debe ser constante y duradero, significa: orar todos los días y con el corazón abierto, sin orgullo, permitiéndole a Jesús resolver las cosas. Confiar solo y exclusivamente en Él. Y esa oración no es algo de un año sino de toda la vida. Luego, hay que orar con el corazón, no con los labios; no orar sin saber que dicen las palabras. Para vencer el orgullo y el miedo que cierran el corazón a Jesús y a María, también hay que saber orar. Mucha gente no avanza espiritualmente porque no saben orar. Está bien repetir fórmulas de oración pero también hay que desnudar el corazón ante Dios. Hablar con Él como cualquiera habla con un amigo de confianza y le cuenta todo. Jesús aconseja: “Tu cuando vayas a orar entra a tu habitación, cierra la puerta y tu Padre que escucha en lo secreto, te recompensará”. Esta es una manera de orar con el corazón, en secreto y con las propias palabras.
4. Ser testigos de Dios en el mundo y en cada persona que vive en la oscuridad. La persona que ora se sana y también contribuye a la sanación de otras. La Virgen no tiene nada en contra de los psicólogos y psiquiatras, pero pide, ante los conflictos emocionales y espirituales, acudir primero a la oración dirigida a Jesús, a la experiencia del amor sanador de Dios, a la Confesión, en la dirección espiritual. Ella ha dicho en esta Navidad: “vivir sin Dios es vivir en la oscuridad y nunca llegar a conocer el amor del Padre y su cuidado por cada uno de ustedes. Por eso, hijitos, hoy de una manera especial, oren a Jesús, para que desde hoy vuestra vida experimente un nuevo nacimiento en Dios y llegue a ser una luz que irradie de ustedes.” Entonces, se puede ser testigo en el mundo a partir de lo que Dios directamente hace en el corazón. Por eso hay que confiar en Él y buscar en Él la medicina que cura, con los medios que Él ofrece por medio de la oración dirigida a Jesús. Oración que debe ser constante y hecha con el corazón.
Luego la Madre dio un segundo mensaje por medio de Marija Pavlovic Lunetti, que estaba en Medjugorje. También Marija vio a la Madre como Jakov: con el Niño Jesús recién nacido en sus brazos. La aparición a Marija fue como todos los días durante el invierno, a las 17:40 horas. El mensaje es el siguiente:
“Queridos hijos, también hoy les traigo en mis brazos a mi Hijo Jesús y desde este abrazo les doy Su paz y el anhelo por el Cielo. Oro con ustedes por la paz y los invito a ser paz. Los bendigo a todos con mi bendición maternal de paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! “
Este mensaje está en conexión con el mensaje del 25 del pasado noviembre, cuando la Virgen urgía a la Iglesia interceder por la paz que está en peligro, y menciona nuevamente que Ella, con sus apariciones, trae la paz que necesitamos. También nos pide que no dejemos de anhelar el Cielo. De suyo, Medjugorje representa para los tiempos modernos, una llamada continua para que se anhele el Paraíso. La espiritualidad de Medjugorje es celestial; como en los casos de los Santos místicos: se vive en la Tierra pero con el anhelo constante en el corazón de poseer las realidades eternas, la Morada en Dios, con nuestros antepasados, con los Santos y Ángeles. Se vive en la Tierra con el deseo de partir y comenzar a vivir la vida nueva en Dios.
Luego, la Madre también en el mensaje del 25 de diciembre, ha dicho que ora con nosotros por la paz y que nos invita a ser paz. Entonces, cuando rezamos el rosario o la Liturgia de las Horas, cuando oramos espontáneamente en los grupos de oración estamos en comunión con María. Pero además nos pide ser paz, testigos de la paz de Jesús. Eso significa desterrar las acciones de agresión, de violencia, de maltrato verbal y físico, dejar los gritos o insultos, y sobre todo dejar el odio y rencor, porque una persona que odia y rechaza a los demás no es paz para el prójimo. Seguramente cuando la Madre lo pide es porque ve que muchos de sus hijos no dan testimonio de ternura, de cariño como también tantas veces lo ha pedido el Papa en este año de la Misericordia.
Luego, la Madre nos dio su habitual mensaje del día 2, cuando nos pide que se ore por quienes no experimentan el amor de Dios en sus corazones. Mirjana tuvo su aparición en la Cruz Azul en las primeras horas de este 2 de enero de 2016 rodeada de miles de peregrinos. El mensaje dice:
“Queridos hijos, como Madre me siento feliz de estar en medio de ustedes, porque deseo hablarles nuevamente de las palabras de mi Hijo y de Su amor. Espero que me acepten con el corazón, porque las palabras de mi Hijo y Su amor, son la única luz y esperanza en la oscuridad del presente. Esta es la única verdad, y ustedes, que la aceptarán y la vivirán, tendrán corazones puros y humildes. Mi Hijo ama a los puros y a los humildes. Los corazones puros y humildes dan vida a las palabras de mi Hijo: las viven, las difunden y buscan la forma de que todos las escuchen. Las palabras de mi Hijo hacen renacer a quienes las escuchan, las palabras de mi Hijo hacen que regresen el amor y la esperanza. Por eso, mis queridos apóstoles, hijos míos, vivan las palabras de mi Hijo. Ámense como Él los ha amado. Ámense en Su nombre y en Su memoria. La Iglesia progresa y crece gracias a aquellos que escuchan las palabras de mi Hijo, gracias a aquellos que aman, gracias a aquellos que sufren y padecen en silencio y en la esperanza de la redención definitiva. Por eso queridos hijos míos, que las palabras de mi Hijo y Su amor estén en el primer y último pensamiento del día. ¡Les doy las gracias!”
El mensaje de este 2 de enero, es el primer mensaje del nuevo año civil que María nos da y por lo tanto, se puede ver en él una especie de programación espiritual para todo el 2016, especie de coordenada espiritual. El mensaje se puede dividir en 5 partes principales, aunque la esencia del mismo gira en torno a un único concepto: las palabras de Jesús del Evangelio.
1. María aparece contenta porque puede hablar sobre las palabras de Jesús. Uno de los rasgos característicos de las apariciones de Medjugorje es que María se hace sentir como la Estrella de la evangelización. De suyo, lleva 34 años y 6 meses de estar hablando ininterrumpidamente y no se sabe por cuanto tiempo más lo hará. Pero se observa de igual modo, que Ella no está cansada de venir diariamente a la Tierra. Algunos hijos suyos pueden dejar de escucharla o pueden dejar de poner en práctica sus mensajes, pero Ella no está cansada de hablar ni de venir a la Tierra todos los días. Ahora bien, en este mensaje la Madre recuerda que lo más importante de sus mensajes son las palabras de su Hijo. Por lo tanto, María no tiene un mensaje propio sino el de Jesús. Y es ejemplo para todo evangelizador, porque quienes llevamos la Palabra de Dios, debemos ser consientes que somos solo transmisores de un mensaje, el de la revelación de Dios, por lo que urge conocer en profundidad el corazón de esa revelación que es el Evangelio.
Luego, María dice: “espero que me acepten con el corazón, porque las palabras de mi Hijo y Su amor, son la única luz y esperanza en la oscuridad del presente.” María es consiente que se vive en la Tierra un tiempo de oscuridad, pero frente a ello también hay una luz: Jesús, su Palabra, la Palabra suya que María nos trae y que recuerda en cada aparición. Entonces, no hay porqué rechazar a la Virgen ni lo que nos dice en Medjugorje, porque todo conduce a Jesús. Pero de igual modo, la Madre recuerda en este mensaje: que Jesús es la única verdad y que sus palabras las aceptan y viven los corazones puros. Entonces, el mensaje es una nueva llamada también a cultivar la pureza del corazón.
2. Jesús ama los puros y los humildes. Por corazón puro se comprende el corazón que es honesto, que es transparente, el corazón en el que no hay una vida doble. Pero del mismo modo, el corazón puro es aquel que guarda la castidad propia de su estado de vida. La Madre sabe que el mundo en el que nos encontramos está plagado de erotismo, de tentaciones contra la castidad y por ende, recuerda que, para vivir las palabras de su Hijo, también hay que cultivar la pureza de estado, como no descuidar la humildad, toda vez que Dios se manifiesta a los humildes y se resiste a los soberbios. Entonces, en el programa de vida que la Virgen nos trae al inicio de un nuevo año, pide que se le acoja con amor y que se crezca en pureza de corazón y en humildad.
3. La Virgen invita a vivir el Evangelio para que el hombre renazca. La Virgen también ha dicho en el mensaje: “Las palabras de mi Hijo hacen renacer a quienes las escuchan, las palabras de mi Hijo hacen que regresen el amor y la esperanza. Por eso, mis queridos apóstoles, hijos míos, vivan las palabras de mi Hijo”. Luego, con este mensaje, la Madre espera que cada día sus hijos tomen el tiempo para leer y meditar el santo Evangelio. Lo que encontramos allí hace renacer, el Evangelio meditado diariamente hace que retornen al corazón el amor y la esperanza. Una vez más, entonces, ante las heridas que el ser humano carga, María presenta una medicina distinta a la ciencia y a cuanto el mundo ofrece: las palabras de Cristo en el Evangelio. Y de esas palabras exhorta al Mandamiento del amor, amarnos unos a otros.
4. La Virgen recuerda que las palabras de Jesús hacen progresar y crecer a la Iglesia. Esta penúltima parte del mensaje también es significativa. Como se observa, todo el mensaje en sí es una apología, en varios elementos, a las palabras de Jesús. De esos elementos, el último va dirigido a quienes sufren y padecen en silencio por Jesús, porque también ellos colaboran en el embellecimiento y la santificación de la Iglesia. Pero también menciona, a quienes escuchan Su palabra y aquellos que aman. Entonces, son tres los grupos de fieles que hacen progresar a la Iglesia de Cristo y la hacen crecer en santidad y cuantitativamente: los que aman, los que saben escuchar Sus palabras y los que padecen en silencio en la espera de la redención definitiva.
5. Las palabras de Jesús se llevan permanentemente en el pensamiento. La última parte del mensaje es una exhortación a la meditación continua del Evangelio. La Virgen dice: “Por eso queridos hijos míos, que las palabras de mi Hijo y Su amor estén en el primer y último pensamiento del día.” ¿Y cómo se hace para que las palabras de Jesús y Su amor estén al inicio del día y a su término? No hay otra manera que la disciplina en la oración personal y familiar y asistir a Misa regularmente. Si cada día al levantarse el cristiano medita el Evangelio una media hora, seguramente durante el día recordará esas palabras. Pero se advierte, que no basta con meditar el Evangelio cada día, porque también hay que rezar el santo Rosario. Recuérdese que los 20 misterios del rosario enuncian la vida de Cristo, y si cada día damos espacio a la meditación de esos misterios tendremos sus palabras en el pensamiento, y al igual, llevaremos Su amor en el corazón. Por otro lado, obsérvese que la Madre recuerda que también el último pensamiento del día es para Jesús. Por lo que hay una clara llamada a la oración antes de conciliar el sueño cotidiano. Por lo tanto, antes de dormir, la Madre quiere que sus hijos oren, que piensen en Jesús y que le encomienden a Él el descanso cotidiano. ¡Sea alabado Jesucristo y María Reina de la Paz y Feliz Año de la Misericordia!