P. Livio: Queridos amigos, ahora tenemos en directo a Marija de Medjugorje que nos dará el mensaje de la Reina de la Paz de hoy 25 de febrero 2021.
P. Livio: ¡Buenas tardes Marija!
Marija: ¡Buenas tardes padre Livio! Un saludo a todos los oyentes de Radio María. Hoy 25 de febrero, como cada 25 de mes, la Virgen nos ha dado el siguiente mensaje:
“¡Queridos hijos! También hoy Dios me ha permitido estar con vosotros para invitaros a la oración y al ayuno. Vivid este tiempo de gracia y sed testigos de esperanza porque, os repito, hijos míos: con la oración y el ayuno incluso las guerras pueden ser suprimidas. Hijos míos, creed y vivid en la fe, y con la fe este tiempo de gracia; mi Inmaculado Corazón no os abandona a ninguno de vosotros en el desasosiego si recurre a mí. Intercedo por vosotros ante el Altísimo y oro por la paz en vuestros corazones y por la esperanza en el futuro. ¡Gracias por haber respondido mi llamada!”
P. Livio: Marija, la última vez, la Virgen ya nos preparaba para la Cuaresma diciendo que debíamos despertar y que, como la naturaleza, debíamos renovarnos y nos invitaba también a la oración y al ayuno. Pero en esta ocasión, las palabras “ayuno” y “oración” las repite dos veces. Uno, obviamente, porque el tiempo de Cuaresma es el tiempo del ayuno, pero la segunda vez que nos habla del ayuno y la oración, lo pone junto con las guerras para poder evitarlas. Por lo tanto, parece que estemos en un momento especial, ya que la Virgen, en los mensajes precedentes, nos decía que Satanás quería la guerra y el odio. Marija, ¿Nos podrías dar alguna sugerencia a este respecto? Primero sobre la oración y después sobre el ayuno, explicando bien qué debemos hacer en concreto para hacer un programa de vida.
Marija: Sí padre Livio. Aquí en Medjugorje tenemos un tiempo primaveral y parece un oasis porque, gracias al Cielo, no hay Covid e incluso se puede ir sin mascarilla. Como ya es tiempo de Cuaresma, es tiempo de penitencia y la gente sube a la colina. En el pueblo croata está muy arraigado el ayuno en el tiempo cuaresmal, más en la zona este del país que en la zona oeste que es donde hay más riqueza y se ha olvidado el ayuno y la oración. Si ponemos la radio, se pueden escuchar las oraciones y los cantos especiales para este tiempo al igual que se hace por Navidad. Ahora, con la pandemia del coronavirus se ha hecho incluso más patente esta necesidad de orar y de reconstruir la vida espiritual. Por esto, también estoy rezando mucho por Italia, creo que lo necesita mucho. Debo decir que, gracias a Dios, he descubierto muchos grupos de oración que durante el confinamiento y a través de medios como internet o telefónicos, han continuado y han encontrado una fuerza todavía mayor. Creo que es muy bonito. Yo he tenido una experiencia muy bonita a través de estos medios con grupos de oración de Corea del Sur. De este país venían muchos peregrinos a Medjugorje y los veías subir el Krizevak siempre con los pies descalzos y la sonrisa en la boca. Así deberíamos hacer también nosotros. La Virgen nos llama hoy para que recomencemos con la oración y el ayuno. Ella nos dice que vivamos este tiempo de gracia y seamos testigos de la esperanza, y nos repite que con el ayuno y la oración podemos evitar las guerras. Es decir, la Virgen nos dice que recemos y yo creo profundamente que una persona que reza, tiene una fe más grande. Al principio parece difícil, pero poco a poco, va aumentando hasta llegar a ser un don y ya no se puede vivir sin la oración. Así también pasa con el ayuno. Para mí, en muchas ocasiones, el ayuno ha sido una experiencia muy bonita. Hoy mismo he recibido una llamada de un grupo de oración de América que ha hecho una novena de ayuno y oración por las intenciones de la Virgen. Piensa, ¡nueve días de ayuno a pan y agua! Me pedían que se lo ofreciera a la Virgen esta tarde y así lo he hecho, y la Virgen ha sonreído satisfecha porque ve que muchos creen en la fuerza del ayuno y la oración. Ello cambia el corazón, evita las guerras y las catástrofes naturales… en fin, hace milagros. La invitación que nos hace la Virgen esta tarde al ayuno y a la oración, creo que es también por el virus que nos ha metido el miedo en el cuerpo, ya que uno que reza, no tiene miedo del futuro.
P. Livio: Marija, ¿Podrías explicarnos, para la gente que sigue de hace poco los mensajes de la Virgen, cómo y cuándo hacer el ayuno? ¿Ella os dijo de hacerlo los miércoles y viernes de medianoche a medianoche? ¿Como habéis afrontado vosotros un compromiso tan grande?
Marija: Padre Livio, en primer lugar, quiero aclarar una cosa. Oí decir a un sacerdote que en un testimonio yo había dicho que a las 12 y un minuto de medianoche poníamos el agua para los spaghetti. Quiero aclarar que si no hay amor, si no hay deseo, no hagáis el ayuno. La Virgen nos ayudó a hacer el ayuno a pan y agua, primero solo los viernes, pero después también los miércoles. Hacíamos también tantas novenas y siempre con tanto, tanto amor. Si nos quejamos para hacer el ayuno y nos parece como un obstáculo insuperable, no lo hagamos. El ayuno no es una locura, el ayuno es una invitación y la Virgen nos ha hecho esta invitación, pero si no hay una respuesta por nuestra parte, renunciemos al ayuno. Pero si es un gesto de amor hacia la Virgen porque creemos que la Ella está presente y nos ayuda, yo sé que este sacrificio mío tiene un sentido y además lo he experimentado. Sí, la Virgen dice un día, de medianoche a medianoche. ¿Cuánto dura un día? Veinticuatro horas. Sí, Marija dijo que pasados cinco minutos de medianoche poníamos el agua a hervir, pero no siempre, y cuando es así, es también alegría, es la alegría de ayunar juntos. Algunas veces hacemos pan frito en esta época porque aquí es costumbre. Se pone sal y harina al pan y se fríe en aceite. Yo lo tomo así a veces en esos días porque siento nostalgia de esos primeros años. Pero si alguien no puede hacer el ayuno porque no le sienta bien, puede hacerlo de otra cosa, de carne, de vino, de teléfono, de ordenador… Cada persona sabe de lo que debería prescindir y cual es su punto débil. Pongámonos de rodillas y recemos, porque quien reza, ayuna más fácilmente, con más amor y fortalece la fe. La oración deja de ser algo monótono y se vuelve vida. Cuando la oración es vida, aumenta la unión de los cristianos, que, como en los primeros tiempos, se aman, comparten y trabajan juntos en Cristo y con Cristo. Vivimos esta experiencia con muchos peregrinos que vinieron a Medjugorje en los primeros años y con los que nos une una amistad más grande que el de sangre de hermanos, porque la unión de la fe es mucho más fuerte. Hay muchos sacerdotes y monjas que han sentido la vocación en Medjugorje y con los que me une una amistad muy bonita. A veces les mando alguna foto de la colina o de una flor del prado y ellos me dicen que se sienten como en el Cielo. Es muy bonito compartir la fe con los demás.
P. Livio: Dime Marija, es cierto que el ayuno y la oración nos ayudan y que debemos comprometernos a ello, incluso fuera de la Cuaresma, pero la Virgen es ya la tercera vez que nos invita a ser testimonio de la esperanza. Es decir, parece como si quisiera decir que estamos viviendo en una situación en la que es fácil desanimarse, pensar que todo esté perdido y que nosotros debemos testimoniar que no va a ser así y que, en cambio, triunfará Su Corazón Inmaculado. Me parece que esta es la misión que la Virgen nos confía.
Marija: Exactamente. Yo creo que la Virgen en estos años nos ha preparado para esto. Precisamente esta tarde hablando con una amiga de Medjugorje, que después de las primeras apariciones, no solo fuimos compañeras de escuela, sino también del grupo de oración, que iba también con el grupo de amigos que venían con nosotros a la aparición a pesar de lo difícil que fue en tiempos del comunismo, decíamos que esa amistad es una gracia y que estos amigos, con los que éramos hermanos en Cristo, nos han sostenido siempre. Para nosotros, los videntes, en el peligro de la vida cotidiana de aquel momento como cuando nos llevaron al manicomio, al hospital o a la policía aislados en celdas tipo cárcel, su amistad fue una ayuda enorme. Hablando con ella, recordábamos el pasado y pensar que han pasado ya cuarenta años, nos parecía imposible, porque nosotras sentimos todavía ese frescor como si fueran solo cuatro días. Cuando estamos juntas, nos parece como si la Virgen caminara con nosotras, sabemos que Ella no nos abandona, pero no porque presumimos de ello, sino que como san Pablo decimos que como niños, pensábamos como niños y ahora como adulto pienso como hombre. Pues así, como mujer adulta, el Señor nos ha dado esta gracia y nosotras la hemos acogido, también con lágrimas en los ojos testimoniamos porque hemos sido elegidos por Dios. Nos sentimos muy agradecidos porque el Señor nos ha concedido tal gracia. La gracia también de tanto dolor, tanto sufrimiento, de ser unos incomprendidos ya que tantas veces nos han llamado visionarios. Pero, al mismo tiempo, con las personas que han acogido los mensajes de la Virgen, hemos compartido la oración, el sacrificio, la penitencia, subir a la colina con el viento y el frio, todo para presentar nuestros sacrificios a la Virgen y así Ella poderlos presentar a Jesús para la paz del mundo, para la paz en los corazones, para la paz en las familias, para que terminen las guerras, para que termine la pandemia… Nosotros hemos creído y hemos vivido tantas experiencias. Hoy he sabido de un hombre que había venido Medjugorje, un laico, que en su casa, en Vietnam, mataron a tres personas de un modo terrible. Él consiguió escapar y se fue a América. Vino a Medjugorje a orar por su país donde envenenan cada día a mucha gente. Estaba rezando de noche esperando la aparición de Mirjana, cuando tuvo como una visión en la que tenía que escribir el nombre de una hierba que debía dar a las personas que el gobierno envenenaba para curarlas. Los obispos de ese país, y él también, han testimoniado que dando unas gotas de esa hierba a esas personas envenenadas, se curan. Él dice que recibió este don en Medjugorje y muchas personas han venido aquí para agradecer su curación. ¡Fíjate padre Livio, con el jugo de la hierba! y parece que también se han curado milagrosamente personas con tumores y otros males. Es decir, que el Señor actúa a través nuestro de mil maneras. Me acuerdo que en los primeros años la Virgen nos pedía que orásemos por encima de las personas y veíamos que gente que estaba sentada en la silla de ruedas, se levantaban milagrosamente y nosotros nos quedábamos anonadados. Pero, obviamente no éramos nosotros sino el Señor que intercedía. Yo creo que Dios nos ama tanto, que nos manda a Su Madre. Dios cree en nosotros y nos dice que debemos escucharlo más y si confiamos más en Él, nos concederá todo lo necesario, pero quiere que seamos nosotros quienes demos el primer paso.
P. Livio: Sí, Marija. La Virgen nos pide ante todo la confianza, por eso nos dice: “Creed y vivid en la fe”. Esto quiere decir que no basta tener fe, sino que tenemos que estar arraigados en ella. Pero en este tiempo en que, tal como ha dicho la Virgen, hay inquietud, confusión, agitación y tantos problemas, Ella nos hace la promesa de que Su Corazón Inmaculado no abandona a nadie en el desasosiego si recurre a Ella. ¡Es una promesa bellísima! Por lo tanto, debemos dar todo eso que nos turba a Su Corazón de madre.
Marija: Para mí, escuchar estas palabras ha sido algo muy bello. Sobre todo padre Livio porque no te imaginas cuántas personas me llaman para contarme sus inquietudes, sus miedos sobre el futuro. Pero yo les respondo siempre que estén tranquilos ya que la vida y la muerte están en las manos de Dios. Si la vida está en manos de Dios, puedo morirme de un infarto o de cualquier otra cosa, y no de coronavirus. O tal vez tenga que morir por coronavirus, con sufrimiento, intubada; no lo sé. Nosotros no sabemos nada de ello, pero al mismo tiempo, si vivo la fe, tal como dicen los científicos, una persona de fe se cura más rápidamente, porqué lleva en sí esa positividad que estimula la curación. Entonces, me conviene ser una persona de fe. No solo por lo que nos dice la Virgen, que infunde en nuestros corazones paz y serenidad, esperanza y confianza en el futuro, pero sobre todo por lo que nos infunde la fe.
P. Livio: Marija, llegamos al punto del mensaje que más me interesa. Ya en el anterior mensaje, la Virgen había afirmado que tenemos que ser testimonios de la esperanza, pero en el mensaje de hoy lo afirma dos veces, y la segunda vez la Virgen subraya “esperanza del futuro”. Por lo tanto, Marija, podemos esperar que esta pandemia llegue a su fin o esperar en el triunfo de su Corazón Inmaculado, al final?
Marija: Nosotros rezamos por ambas cosas. Creemos en lo que la Virgen nos dijo un día, que con su presencia en Medjugorje está llevando adelante lo que dijo en Fátima, y fue la única vez en la que la Virgen habló de otra aparición. Y nosotros creemos profundamente en el triunfo del Corazón Inmaculado de María. Y también rezamos, porque la Virgen dijo que con la oración y el ayuno podemos incluso parar las guerras. Y yo creo que esta noche la Virgen entendía justamente rechazar este maldito coronavirus y que se vaya al infierno. Todos estamos cansados y hemos perdido la libertad, y no hay posibilidad de vivir una vida normal, y esto nos resulta terrible. Creo que detrás de todo hay una gran lección, para que entendamos que la vida no es solo consumismo, materialismo y egoísmo. Creo que esta pandemia nos ha facilitado la posibilidad de parar y entender que también debemos pensar en Dios. Yo he escuchado de muchas personas que, gracias a este trauma, han vuelto a la oración, y espero que esta oración no se pare, y esta es la esperanza de un futuro mejor, un futuro en el que Dios esté en el lugar que le corresponde, y el hombre se sitúe en el lugar que le corresponde también. Porque Dios lo ha creado todo, y le ha dado al ser humano la responsabilidad de cuidar de su Creación. Hoy todo se encuentra en situación de peligro: especies animales que se extinguen, bosques que acaban quemados o talados. Nosotros ya no tenemos respeto a nada, incluso a la misma vida humana, ya que un gato o un perro se están convirtiendo en más importantes que un ser humano. Con el aborto y con las ideologías estamos revolucionando el orden natural. Creo profundamente que gracias a este parón tenemos la oportunidad de poner orden en nuestras vidas. Empezando por la mañana, con la oración de acción de gracias al Señor por habernos permitido llegar a un nuevo día. Esta acción de gracias ha desaparecido, ya no se manifiesta ni hacia Dios ni hacia nuestro prójimo; nos estamos volviendo cada vez más egoístas y de esta manera no puede haber un futuro. Esta pandemia puede representar una oportunidad para nosotros, y yo rezo y espero que sea una oportunidad para formar una vida nueva.
P. Livio: Marija, para concluir me gustaría que volviéramos a la Cuaresma: la Virgen nos dice que tenemos que mirar al futuro, pero en el presente hay algo que ya podemos realizar, y eso es la conversión, la paz del corazón. Esto el lo que tenemos que hacer en Cuaresma: liberarnos del pecado y dejar que Dios habite en nosotros. Todo esto ya lo podemos hacer.
Marija: Lo que la Virgen, ya desde un principio, nos ha dicho siempre: una buena confesión. Lo primero es una buena confesión. Creo profundamente que a través de la confesión tiene inicio una nueva vida. Si realmente creemos en el sacramento, tenemos que ir a cumplir con una buena confesión. Vivimos en la confusión, y la confesión nos ayuda mucho a salir de esta situación. Un día, en nuestro grupo de oración, la Virgen nos dijo que incluso si el sacerdote es un gran pecador, por la gracia el penitente recibirá la absolución. Incluso si somos pecadores y caemos y volvemos a caer, a través de la confesión el Señor entra en nosotros y cumple grandes cosas. Por esto, en este tiempo de Cuaresma, os invito a la confesión porque el Amor es muy creativo, y en la confesión no hay que ir repitiendo una cosa tras otras, los pequeños pecados de cada día, sino manifestar el deseo profundo de amor y arrepentimiento, y Dios, con Su Amor, quemará todos nuestros pecados.
P. Livio: Es verdad, el Amor de Dios quema todo pecado que hayamos podido cometer. Querida Marija, te agradezco mucho este sentido testimonio que nos has ofrecido, y ahora acabamos con las habituales oraciones.
TRADUCCIÓN: Equipo traductores Amor de Déu