Medjugorje – Virgen de Medjugorje

Comentario del Mensaje del día 25 de Mayo de 1998

Saludo a todos los que leerán este mensaje y las reflexiones. Como hemos hecho tantas veces antes, recordemos primero el mensaje de Abril, en el cual María nos invitaba a abrirnos a Dios por medio de la oración. Ella también nos ayudó a entender lo que quiere decirnos cuando usa la metáfora "como la flor que se abre a los rayos matinales del sol". No debemos olvidar que hay dos formas de orar: Una, cuando oramos como si estuviéramos haciendo cualquier otra cosa. Muchos se comportan ante la oración de igual modo como cuando hacen su trabajo-terminándolo tan pronto como les sea posible y, si pueden, incluso dejan de hacerlo del todo. Mucha gente ora así y por eso, nunca cambia nada en sus vidas. Pero podemos también orar tal como María desea que lo hagamos. Ella quiere que la oración sea para nosotros lo que el sol es para la flor. Orar significa regalar a Dios nuestro tiempo y luego abrirnos y exponernos a El en nuestra oración. Si lo hacemos así, sentiremos la presencia de Dios y también la de María–y esto, porque Ella dice: "No tengan miedo, Yo estoy con ustedes." Su presencia amorosa nos libera de cualquier miedo y nos da libertad. Vivir distanciados o separados de su presencia amorosa nos provoca temor y muchos otros sentimientos negativos. Muchas personas viven un miedo constante porque no se presentan ante Dios en la oración y otros, porque se mantienen distantes de El. Otra causa para nuestro miedo es haber pecado contra esta Presencia Amorosa. Cuando éramos niños, cualquiera de nosotros buscaba naturalmente la presencia de nuestra madre o de nuestro padre, pero también tratamos a veces de evitar su presencia cuando sabíamos que habíamos pecado contra la voluntad de alguno de ellos. Muchas personas viven con miedos porque saben en su corazón que han pecado contra Dios y contra Su santa voluntad. La oración significa ponerse delante de Dios y del Sacramento de la Confesión, el cual nos libera de este miedo. El mensaje fundamental de la Biblia es muy sencillo–la presencia de Dios. El se presentó a Sí mismo como el Dios que está presente y cuyo mayor anhelo es buscar la presencia de Su pueblo. Por eso, Jesús tiene el nombre de ‘Emmanuel’ — Dios con nosotros. Cuando habla después de la Resurrección, dice siempre: "No teman, soy Yo. La paz con ustedes." Su presencia amorosa nos libera de cualquier miedo y nos llena de Su paz. María nos pide igualmente que nos abramos y que nuestros corazones acepten la gracia de la conversión. La conversión, vista a la luz de lo que acabamos de oír sobre la oración, puede definirse así: "Decidirse a superar el pecado y la distancia que hay entre nosotros y Dios y buscar siempre Su presencia y Su proximidad." Pero es aquí donde nos topamos con el misterio de la libertad humana. El hombre también puede decidir distanciarse de Dios o incluso ocultarse de El y vivir lejos de Su presencia amorosa. Pero NADIE en una situación así puede ser feliz ni estar en paz. De ahí que María ruegue por nosotros – y estoy seguro que cada uno lo haremos también- pidiendo la gracia de que lleguemos sentir la presencia de Dios, que podamos aceptarla y que tratemos siempre de redescubrir a Dios.

Es muy importante que entendamos lo grande que es esta gracia para nosotros. En el mensaje de Abril también se nos llamaba a tener mucho cuidado con el mundo — este mundo que ha logrado tal poder tecnológico, el cual permite a la humanidad continuar con su desarrollo o bien, dejarse extraviar completamente con la misma facilidad. Todos podemos caer en la tentación de creer tan solo en el poder humano y olvidar la importancia que la gracia tiene para nosotros. Mucha gente, cuando es joven y tiene buena salud o cuando es adinerada, ya no busca a Dios y olvida, por tanto, la importancia de Su gracia. Pero la gracia es algo imperativo para los jóvenes al igual que para los ancianos, para los sanos y para los enfermos, para los ricos y para los pobres. Que el mensaje de Abril nos ayude a cada uno a darnos cuenta de que debemos decidirnos por Dios, que debemos abrirnos a El para ser liberados de cualquier temor y podamos aceptar la gracia de la conversión. Y que así lleguemos a saber lo importante que es la gracia para nosotros.

Estamos en la semana de preparación a la gran Fiesta de Pentecostés. Por este motivo, han llegado más y más peregrinos. Podemos decir que hay peregrinos de todas partes del mundo. En estos momentos, los polacos y los franceses parecen ser la mayoría, pero muchos otros grupos han venido también — incluso de Brasil, Argentina, Canadá, E.U., Australia, Filipinas, Hungría, Rumania, Inglaterra, Italia y Bélgica. También estuvo un grupo de Ucrania e incluso uno de la Isla Reunión. Diariamente, más de 40 sacerdotes concelebran la Misa vespertina y más de 40 han participado en la Misa matutina en inglés. Para decirlo llanamente, hay muchos, muchísimos peregrinos en el Oasis de Paz de Nuestra Señora. Y esperamos celebrar esta gran Fiesta de la forma más digna — especialmente en este año que el Santo Padre ha consagrado al Espíritu Santo. Esperamos celebrar también este gran día con una total apertura a Dios y el gozo profundo de tener con nosotros a tantas personas de diversos pueblos del mundo que decidieron congregarse aquí junto con María para escuchar al Espíritu Santo.

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El mensaje que María nos dio durante la Novena al Espíritu Santo (el 25 de Mayo) es al mismo tiempo una palabra con la que Ella desea prepararnos a esta gran fiesta del Espíritu Santo. Primero dice…

HOY LOS INVITO A QUE, POR MEDIO DE LA ORACION Y EL SACRIFICIO, SE PREPAREN A LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO

Una vez más, María menciona la oración. Por tanto, la oración con la cual debemos abrirnos y prepararnos a la Venida del Espíritu Santo, es una oración por la que primeramente debemos decidirnos, después tomarnos el tiempo y luego ser fieles a ella. Estar delante de Dios en oración significa exponerse a El y darle la oportunidad de llenar nuestro corazón con los dones del Espíritu Santo, tal como el sol da vida a la flor. Se trata de una preparación similar a la que recibe la flor para dar nuevas semillas, pero además, María nos invita también a hacer sacrificios. ¿Pero qué significa realmente el sacrificio en este caso? Generalmente no nos gusta oír que alguien nos invite a hacer sacrificios, pero si hay amor en nuestro corazón, estaremos felices de hacerlos. Entonces, cualquier sacrificio y el amor que para ello requerimos adquieren un significado y es ahí donde radica su auténtico valor. Un sacrificio puede hacerse también sin amor, pero seguramente no tendrá el mismo valor. Quizá a nuestro modo actual de entender las cosas, el sacrificio sea algo negativo, pero es de hecho algo absolutamente positivo y, por tanto, divino. En el contexto de este mensaje, debemos llegar a entender el sacrificio como algo que hacemos para ser libres y para abrirnos al Espíritu Santo. Por eso, tenemos la tarea de preguntarnos qué nos impide abrirnos al Espíritu Santo… y luego trabajar en la respuesta. Por ejemplo, ¿qué nos impide dedicarle más tiempo a la oración? El liberarnos de ese obstáculo será entonces nuestro sacrificio. Cuando sabemos que, después de todo, es María quien nos pide sacrificarnos, cada uno de nosotros seguramente estaremos dispuestos a hacerlo. ¿No es así? María habla además de…

LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO

Aquí primero debemos pensar y SOLO pensar en lo que sucedió en Jerusalén hace 2000 años, cuando María y los Apóstoles se prepararon a la venida del Espíritu Santo. Cuando El vino -y lo hizo, en efecto- sus corazones fueron transformados. Pudieron entender todo lo que Jesús les había dicho y estuvieron dispuestos a ir al mundo a difundir Su mensaje. Como estaban dispuestos a difundirlo, también estuvieron dispuestos a sufrir por ello, porque -a través del don de fortaleza del Espíritu Santo- habían perdido todo miedo. Estamos hoy en los días de la Novena al Espíritu Santo y debemos comportarnos como los Apóstoles — orar con María. Como todos saben, este año de 1998 ha sido consagrado al Espíritu Santo, lo cual es ya una razón para que en verdad nos preparemos a …

LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO

María dice después…

HIJITOS, ESTE ES UN TIEMPO DE GRACIA

Esto ya lo ha dicho en muchos otros mensajes y "un tiempo de gracia" significa para nosotros, aquí en Medjugorje y para todos nuestros peregrinos, el día en que comenzaron las apariciones de María, el 25 de Junio de 1981 — es decir, desde hace 16 años y 11 meses. Mucha gente ha recibido aquí la gracia de orar, la gracia de creer, la gracia de reconciliarse unos con otros, la gracia de amarse unos a otros, la gracia de hacer el bien y, entre muchas otras gracias, particularmente la de acudir al Sacramento de la Confesión, lo cual fue inspirado por su deseo de purificarse interiormente. El "tiempo de gracia", un mundo renovado, comenzó especialmente con la venida de Jesús hace 2,000 años. Podemos llamar a estos tiempos que vivimos "los últimos tiempos" — pero SOLO en el sentido de que Dios ha realizado todo lo que había planeado para salvarnos y sanarnos. Con la Venida de Jesús, este plan de Dios se ha cumplido. A nosotros nos toca, en este tiempo de gracia, participar de Su plan. Dios es concede Sus gracias en todo tiempo, El siempre ama y no es más misericordioso hoy de lo que fue, por ejemplo, antes del comienzo de las apariciones. Puede ser que las personas se hayan vuelto un poco más sensibles, más misericordiosas, más dispuestas y, por tanto, un poco más abiertas a Sus gracias de lo que eran antes del 25 de Junio de 1981. María prosigue diciendo…

Y POR ESO, LOS LLAMO DE NUEVO A DECIDIRSE POR DIOS CREADOR

María a menudo ha usado este término y es realmente el Primer Mandamiento de Dios lo que Ella repite aquí. Pero decidirse por Dios Creador significa aceptar la vida como don de Dios y hacerlo además con gran amor. Esto, porque Dios nos creó por puro amor a nosotros. Todos somos creación de Dios y El dijo de cada uno justamente al principio de la Creación: "Es muy bueno". Cuando creó el mundo, El dijo: "Es bueno", pero cuando habló de la humanidad y por tanto, de cada uno de nosotros, dijo: "Es muy bueno". Podemos entonces aceptar nuestra vida con gozo y amor. De ahí que ningún cristiano pueda simplemente rechazar su propia vida y tampoco vivirla con complejos de inferioridad. ¡Y es que con cualquiera de estas actitudes simplemente estaremos insultando a Dios! Aún cuando, en cierto modo, hayamos sido heridos por nuestra propia familia, por nuestros padres y tengamos por eso problemas interiores -lo cual sucede mucho en nuestros días- incluso entonces, tenemos razones más que suficientes para aceptar nuestra vida con gran gozo y con un amor aún mayor. Porque aunque los demás no nos hayan amado lo suficiente o nuestros padres nos hayan rechazado totalmente, el amor de Dios por nosotros sigue siendo total, porque El es nuestro Creador. Este amor por nuestro amoroso Creador nos ayudará a todos a ser verdaderamente curados de cualquier herida. Otra decisión específica que debemos tomar es la de encontrarnos y aceptar a todas las demás personas como un don y una gracia para nosotros. Todos fuimos creados por Dios y Dios dijo de cada uno de nosotros: "Eres muy bueno. Tú eres mi hijo muy amado". Así que aceptar a Dios Creador significa tener una relación amorosa con uno mismo y también con los demás, desarrollando asimismo una relación igual con toda la Naturaleza. Pero si el hombre no tiene auténtica fe en Dios Creador, puede suceder que llegue a considerarse a sí mismo como el amo de la vida. Esto es muy peligroso para él mismo y para todos los que le rodean así como para la Naturaleza entera. Y cada vez que el hombre se vuelve contra su propia vida o contra la de otros, claramente demuestra que aún no cree en Dios, el amoroso Creador. Esto se vuelve evidente en la relación que el hombre guarda con la vida de los no nacidos y todos sabemos que este mundo tan materialista ha levantado su mano contra la vida de los no nacidos de una manera terrible, muy terrible. El hombre se ha levantado contra Dios Creador en un momento decisivo — el momento de la concepción, oponiéndose a esa nueva vida y asesinándola. El hombre debe reconciliarse con Dios Creador, a fin de volver a ser capaz de cooperar con El en el acto de la Creación. ESTA ES UNA CONDICION PARA QUE EL HOMBRE ALCANCE LA PAZ y para que el hombre pueda vivir en alegría.

El Espíritu Santo, a cuya venida nos estamos preparando, es el Santísimo Espíritu que crea toda vida. Ahí donde asesinamos, donde perseguimos, dividimos o destruimos, hemos ahuyentado al Espíritu Santo — el Dios de toda la Creación — la Creación que es muy buena. Tan solo uno de los frutos de la gran Fiesta de Pentecostés es una relación nueva, amorosa, creativa y llena de cooperación con Dios y CON TODO LO QUE EL HA CREADO. En este mensaje, encontramos la palabra PERMITAN…

PERMITANLE A EL QUE LOS CAMBIE Y LOS TRANSFORME

Ante esta palabra "permitan", descubrimos de nuevo cómo Dios nos deja en libertad y cuánto respeta nuestra propia decisión. EL nos pide que le PERMITAMOS y aquí encontramos una vez más el gran misterio dela libertad humana — la libertad que tenemos de poder decirle ‘no’ a Dios; que muchas veces preferimos decirle ‘si’ a algo más y que Dios PERMITE que esto suceda; que en vez de seguirlo a El, nos vamos detrás de otras cosas, impidiéndole a Dios transformarnos y cambiarnos. Pero si le decimos ‘sí’ al Dios Amor, tal como María le dijo ‘sí’, creamos las condiciones para que El pueda venir a nosotros, ¡entonces DIOS PODRA CAMBIARNOS Y TRANSFORMARNOS! En este mismo momento, cada uno de nosotros debería preguntarse realmente: ¿Qué es lo que me impide o qué es lo que hay en mí que no permite que Dios entre en mi vida? Todos podemos ver, por un lado, que el hombre es bueno en su interior y que posee muchos dones; pero vemos también, por otro lado, que muchos entre nosotros están deformados o ya han sido destruidos por el pecado — muchos jóvenes, muchas familias y también gran parte del mundo entero. Todos necesitamos esa transformación, todos necesitamos ese cambio. Dios desea, por medio de Su Espíritu Santo, emprender esa transformación de todos nosotros. El lo sabe, porque El nos creo y nosotros debemos dejarnos transformar y cambiar a Su imagen. El elemento indispensable para este cambio es Su amor, porque Su amor nos cambia desde dentro hacia afuera. Hemos sido creados a Su imagen — con dones tales como la libertad y el amor y es ahí donde todos necesitamos una transformación y un cambio. María dice…

QUE SU CORAZON ESTE PREPARADO

Saber esto es igualmente importante para nosotros. Así pues, la preparación se da por medio de la oración y el sacrificio y cuando hayamos creado estas condiciones dentro de nosotros, también estaremos dispuestos…

A ESCUCHAR Y A VIVIR TODO LO QUE EL ESPIRITU SANTO TIENE EN SU PLAN PARA CADA UNO DE USTEDES

Pero aún más, podremos reconocer el plan que El tiene para cada uno. Una vez que hayamos reconocido Su plan, también seremos inspirados y transpirados por dicho plan. Y es que lo que el Espíritu Santo tiene preparado para nosotros es siempre lo mejor. La palabra ESCUCHAR aparece en la Biblia muy a menudo y la forma en que se hacían las oraciones en Israel era: ¡ESCUCHA, OH ISRAEL! Dios nos llama, El nos habla y quiere que lo escuchemos. De nuevo, la pregunta es: ¿Qué es lo que nos hace sordos? Si estamos abiertos al mundo, entonces escucharemos sólo al mundo, pero si estamos abiertos a Dios, ESCUCHAREMOS a Dios. Quien escucha a Dios, escuchará también a los demás y no rechazará al mundo, sino que tendrá más bien una buena relación con Dios. Pero quien sólo escucha al mundo, se apartará de Dios y de los demás. Al final, María usa una vez más la palabra "permitir" cuando dice…

HIJITOS, PERMITAN AL ESPIRITU SANTO CONDUCIRLOS

El significado más importante de la fe es permitir realmente a Dios que nos guíe. El lo hace por medio del Espíritu Santo. Dejarse guiar, escuchar a Dios y hacer lo que El ha planeado para nosotros es lo que muchas personas -personas que afirman creer- aún no se permiten hacer. Por ejemplo, cuando somos lastimados por alguien, si nos dejamos guiar por Dios, perdonaremos y no perderemos la paciencia, aun cuando nos lastimen 70 veces 7. Jesús nos pide perdonar 70 veces 7, pero cuando decimos tan solo después de 2 o 3 veces que ya no queremos perdonar, esto significa que no permitimos a Dios que nos guíe. Y siempre, en cualquier pecado, se repite lo mismo, porque no permitimos a Dios que nos guíe. Por ejemplo, quien no ora y no va a la Misa, quien no honra a sus padres y quien rechaza, de un modo o de otro, los Mandamientos de Dios, falla al no permitir a Dios que lo guíe. ¿Por qué sucede esto? Por un lado, porque somos soberbios, por el otro porque somos egoístas. La soberbia implica en sí misma cuestionar a Dios: ¿Quién eres Tú para decirme esto? Pero implica también esta afirmación: "Voy a hacerlo solo y lo haré del modo como a mí me plazca." Esta soberbia fue la causa del primer pecado y lo es de cualquier pecado que se comete. ¿Por qué el hombre no sabe qué es lo mejor para él? … esto es lo que Dios le pregunta. Pero la soberbia dice ante cualquier situación: "¿Quién eres Tú Dios? Decidiré como yo quiera". Esta soberbia debemos combatirla con todos los medios a nuestro alcance por medio de las gracias que nos da el Espíritu Santo — el Espíritu Santo que quiere conducirnos…

POR EL CAMINO DE LA VERDAD Y LA SALVACION A LA VIDA ETERNA

¿Cuál es realmente la verdad? La verdad consiste en que Dios nos ha creado, en que El nos ama, en que desea actuar en nuestra vida transformándonos y cambiándonos para que podamos crecer tal como El ha planeado que crezcamos y lleguemos después a la Vida Eterna. La verdad es que el hombre no debe servir al mundo, sino el mundo debe servir al hombre. Lo inferior siempre sirve a lo superior; pero en el mundo de hoy, mucha gente se deja esclavizar por el mundo y por eso ya no actúa humanamente sino inhumanamente. Esto nos sucede también a los cristianos cuando ya no pensamos ni vivimos como cristianos sino como no cristianos. Y esto es lo que María nos dice antes de esta Fiesta de Pentecostés. Pero pensemos también que en un mes estaremos celebrando el 17° Aniversario de su presencia entre nosotros. Este tiempo que nos queda hasta ese día debe ser de intensa oración al Espíritu Santo, a fin de que podamos entender todo lo que Dios nos ha dicho a través de María, que nos dejemos todos ser transformados por Dios y lleguemos a ser el pueblo de la paz de Dios.

Oremos…

Dios, Padre nuestro, Te damos gracias por Tu amor y Te reconocemos hoy como nuestro Dios y Creador. Gracias por nuestra vida, gracias por la vida de nuestros padres y de todas las personas que hemos conocido y las que aún habremos de conocer. Junto con María Te pedimos que, por medio de la oración y el sacrificio, nos des la gracia de prepararnos a la Venida de Tu Espíritu Santo. Danos la fortaleza para ser liberados de todo lo que en este momento nos impide estar abiertos a El, a Tu Espíritu Santo. Señor, ponemos ante Ti nuestra vida entera, todo lo que está deformado en nuestro interior, todo lo que es malo, todo lo que es oscuro y está herido y Te suplicamos, ven y sánanos por medio de Tu Espíritu Santo. Te pedimos perdón porque a menudo Te hemos tenido miedo y hemos desconfiado de Ti y no Te hemos permitido transformarnos y cambiarnos. Prepara nuestro corazón para que podamos reconocer Tu plan a través del Espíritu Santo, que podamos escuchar Tu palabra y luego la vivamos. Envía Tu Espíritu de Verdad a nuestro corazón para que podamos reconocerte a Ti, único Dios verdadero, y permitamos al Espíritu Santo conducirnos por Tu camino hacia la Vida Eterna. Señor, durante esta Novena y a lo largo de este año del Espíritu Santo, Te suplicamos que envíes a Tu Espíritu de Verdad y de Amor a los corazones de todos los que gobiernan a la Santa Iglesia y al mundo. Envía a Tu Espíritu Santo a los corazones de quienes, en este momento, se resisten a Ti, que aún desconfían de Ti y cambia esos corazones. Envía al Espíritu de Amor a los corazones de los que odian, envía a Tu Espíritu de Fortaleza a los corazones de los que están esclavizados por el pecado, de tal modo que todos nosotros, como hijos Tuyos, podamos ser capaces de amar en la libertad. Danos la gracia de poder entender los mensajes que nos has dado a través de la Madre de Tu Hijo Jesucristo y que todos lleguemos a vivir una vida mejor con la fortaleza de Tu Espíritu. Bendícenos y sánanos y bendice a todos los que han pedido nuestras oraciones, por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Fra. Slavko, Medjugorje,
Medjugorje, Mayo 28 de 1998

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